jueves, 14 de octubre de 2010

Mujer mata a agresor para evitar violación

Bien, muy bien por ella.
Esta mujer es un ejemplo de carácter y decisión, pero además contó con el arma para defenderse, adecuada y oportunamente.
Ella tiene todos los documentos en regla de su arma 9 mm, se ha preparado y entrenado, lo cual consume tiempo y muchos recursos económicos, pero todo lo anterior valió la pena, en un instante.
No la conozco, pero sé de muy buena referencia que un par de días antes de la agresión sufrida, se encontraba participando de una competencia en donde se someten a prueba las destrezas para hacer un uso efectivo del arma en una situación de defensa.
Así como ella, somos muchos los costarricenses que nos preocupamos por tener todas las armas en regla y prepararnos para conocer y manipular responsablemente las mismas. No pretendan desarmarnos!!!
Escuchando los criterios de altos jerarcas de seguridad de nuestro país, pareciera concluirse que ellos habrían preferido que ella no tuviera el arma, ni el entrenamiento, ni la capacidad para defenderse. Es decir, estarían satisfechos con que fuera una víctima más de violación e incluso de homicidio; todo porque según ellos, la población civil no ocupa armarse, ya que puede confiar en la policía. En el caso de esta muchacha, la policía habría llegado a tiempo, solo para recoger su cuerpo.
No permitamos que se desarme a los ciudadanos honestos y responsables con el uso de armas de fuego.
Aquí cabe recordarse un hecho publicado por el documento Gun Facts: En 1966, la ciudad de Orlando respondió a una ola de ataques sexuales ofreciendo a las mujeres clases de entrenamiento de uso de armas de fuego. Las violaciones cayeron por cerca del 90% al año siguiente.
A ella y su familia mi solidaridad y a ella, especialmente, mi reconocimiento por su valentía y determinación.

Adjunto el link a la noticia completa en el periódico La Nación: Mujer mata a agresor para evitar violación en potrero

miércoles, 13 de octubre de 2010

Las lecciones de Chile

Este año 2010 ha sometido a Chile, a su gente y su gobierno, a dos grandes pruebas.
Primero, un descomunal terremoto que fue sentido hasta por el eje de la Tierra, cuya magnitud solo fue superada por la voluntad y templanza de los chilenos, y donde quedó demostrado el largo camino de organización y prevención que habían recorrido. De otra manera, los daños habrían sido devastadores.
Luego, 33 personas atrapadas a más de 600 metros de profundidad, en las entrañas de la Tierra, a cuya búsqueda y rescate Chile entero se volcó en un solo corazón.
En estos dos hechos los chilenos le han dado una gran lección al mundo, pero sobre todo a nosotros, los vecinos más cercanos, los latinoamericanos.
Si, a nosotros, los "latinos", los que pensamos en poquito, los que nos sentimos bien siendo menos, los que nos conformamos con lo que resulte.
Chile ha demostrado lo grande que es, lo grande que se puede ser.
En su respuesta a estos hechos y muchos más, Chile nos ha enseñado disciplina, compromiso, entrega, diligencia, capacidad para transigir y coordinar, estructura, organización, lealtad, transparencia, honestidad, humildad. Son tantos los atributos que hoy vienen a mi mente cuando pienso en el pueblo chileno, que lo único que puedo pensar es en la esperanza de que algo aprendamos y nos quede como legado de esto; aparte de manifestar mi admiración y agradecimiento hacia ellos.
Gracias Chile por demostrarnos que sí se puede, que esto, como todo lo demás, es a Dios rogando y con el mazo dando, sin esperar que un guiño del destino nos salve.
Chi, Chi, Chi, le, le, le!!! La gente de Chile!!!!

miércoles, 6 de octubre de 2010

Deuda histórica y reconocimiento

Pasaron dos cosas muy positivas en nuestro país la semana pasada.
En primera instancia, pagamos una deuda enorme con Don Juan Rafael Mora Porras, ex gobernante y líder de la más organizada y exitosa campaña militar que conozca nuestro suelo. Don Juanito antepuso los intereses y la libertad de su pueblo, a su fortuna personal y su comodidad. Nosotros como pago por su hidalguía, le devolvimos el favor derrocándolo y fusilándolo dos veces: Una en Puntarenas y la otra en la memoria histórica de Costa Rica.
De esta manera, el hecho de que 150 años después el Congreso lo reconozca como Héroe y Libertador Nacional es más que merecido. Tarde pero seguro.
Lo otro bueno es que la UCR le otorgara a Don Jorge Manuel Dengo el Doctorado Honoris Causa, reconocimiento que se une al recibido un par de años atrás como Benemérito de la Patria por parte del Congreso de la República.
Don Jorge Manuel resume todo lo que aspiramos a que un costarricense debiera ser: estudioso, involucrado en los asuntos que definen nuestra patria, profundamente honesto y responsable, inmensamente capaz.
Para quienes además somos ingenieros, Don Jorge Manuel nos lega una inmensa responsabilidad con la profesión, y es poner esta al servicio de la construcción de un mejor país, sin importar la trinchera en la que nos desenvolvamos. Cada vez que cruzo el umbral del auditorio del CFIA, siento como Don Jorge nos recibe y nos recuerda la misión.
Hoy que los hijos de este pequeño pero privilegiado país están expuestos y sometidos en los medios, redes sociales y entorno general, a toda una suerte de discapacitados mentales, vale la pena recordarles que también Costa Rica tiene de los otros, los buenos, los que estudian, los que se preparan y trabajan para que el mañana sea mejor que el presente. Hoy las amenazas no provienen de William Walker y sus forajidos, son muchas más y nos atacan por todos los flancos; entonces debemos recurrir también a otras y mas variadas armas: Educación, ética, compromiso, responsabilidad, transparencia. Recordémos entonces el llamado de Don Juanito y adaptémoslo a nuestra realidad:
"¡Compatriotas!, ¡A las armas!
Ha llegado el momento que os anuncié. Marchemos a Nicaragua a destruir esa falange impía que la ha reducido a la más oprobiosa esclavitud. Marchemos a combatir por la libertad de nuestros hermanos.
Ellos os llaman, ellos os esperan para alzarse contra sus tiranos. Su causa es nuestra causa. Los que hoy los vilipendian, roban y asesinan, nos desafían audazmente e intentan arrojar sobre nosotros las mismas ensangrentadas cadenas. Corramos a romper las de nuestros hermanos y a exterminar hasta el último de sus verdugos.”

Juan Rafael Mora Porras, Presidente de la República, San José, marzo 1, 1856.