lunes, 30 de abril de 2012

La agonía de Hugo Chávez

La “revolución” chavista no se estudiará en Ciencias Políticas, sino en Criminología Sus médicos cubanos ya le comunicaron al presidente Hugo Chávez que muy probablemente no llegará vivo a las elecciones de octubre. No se trata de certezas, sino de una aproximación estadística. Las personas de su edad afectadas por el cáncer agresivo que padece, complicado por la metástasis generalizada que se ha desatado, suelen sobrevivir equis meses. A veces exceden el periodo o a veces no llegan. Solo se trata de un macabro promedio. Una de las primeras reacciones de Chávez fue llamar a un jefe de Estado amigo para contárselo. A partir de ahora hará cosas cada vez más extrañas. Necesita, como cualquier persona moribunda, ánimo, compasión, palmadas cariñosas. Una vieja amiga tanatóloga, especialista en ayudar a morir a los enfermos terminales, que ejerce su triste y necesaria profesión en un gran hospital, siempre insistía en que las gentes necesitan, por encima de todo, más que palabras de consuelo, que le aprieten la mano cuando se despiden de este mundo. Ese contacto final de piel a piel es misteriosamente reconfortante. Quita un poco el miedo que provoca asomarse a ese abismo insondable. Miedos diferentes. En efecto, las personas moribundas sufren de varios miedos diferentes. Le temen a la destrucción acelerada del cuerpo. Han vivido pendientes de él. Lo han cuidado, lavado, protegido, lo han enseñado con orgullo, y, de pronto, el deterioro, en lugar de ser paulatinamente perceptible, se presenta de sopetón como una pesadilla. Las personas, especialmente las poderosas, además, le temen a la pérdida de autoridad sobre el propio yo. El enfermo terminal está a merced de los médicos, de los enfermeros, de los parientes. De una manera cruel, se invierten las relaciones de poder y el enfermo terminal sufre la indignidad de ser sometido por cualquiera con una bata blanca o por el familiar o amigo que le hace compañía. Vuelven a ser tratados como niños. Y está el miedo al dolor. Ese es terrible y acarrea una consecuencia nefasta: el enfermo terminal subordina toda su existencia, la poca que le queda, a tratar de evitar esa experiencia. Se obsesiona con el dolor. Habla y piensa constantemente en eso. El resto de los temas dejan de ser importantes. Ante un dolor agudo, ¿quién piensa en el amor, en la responsabilidad o en lo que sea? ¿Qué hay más absorbente que el temor a un dolor penetrante? Aquel loco proyecto'Chávez advierte que tiene poco tiempo para la inmensa cantidad de asuntos que deja pendientes, pero súbitamente han cambiado sus prioridades. ¿Le importa mucho el destino de su revolución bolivariana a estas alturas de la vida o de la muerte? Tal vez no. Se sabe rodeado de bandidos dedicados al desfalco de los fondos públicos y de narcos generales que han echado las bases de un narcoestado. Con esa impresentable tropa no puede comparecer ante la posteridad. La revolución bolivariana fue un sueño trunco. ¿Le importa hoy, a las puertas de la muerte, aquel loco proyecto del socialismo del siglo XXI que nunca llegó a definir del todo, o que definió de tantas maneras que nadie tiene la menor idea de lo que está hablando? ¿Quién va a derrotar ahora al imperialismo yanqui y enterrar al capitalismo? ¿El limitado señor Nicolás Maduro? ¿El viejo pillín José Vicente Rangel? ¿Se cree alguien que Diosdado Cabello es un revolucionario idealista consagrado a la redención de la especie? ¿Puede Chávez dejarle a un albacea el encargo post mortem de que continúe ejerciendo la filantropía revolucionaria con Cuba, Nicaragua, Bolivia y otros estados pedigueños? Chávez es pródigo como nadie con el dinero de los venezolanos. Se ha comprado la fama a punta de bolívares. Les regala plata a candidatos extranjeros, a amigos, a cualquiera que pasa por Caracas y le hace un cuento. ¿Quién va a reproducir ese comportamiento dadivoso para cultivar su gloria tras su muerte? Nada más. ¿Qué es, en suma, la revolución bolivariana? Chávez lo sabe y se lo lleva a la tumba con pesar: es sólo una nueva oligarquía política que saquea al país impunemente. Nada más. Si en algo Chávez recuerda a Bolívar, es en que también ha arado en el mar. Todo ha sido inútil. Su experimento revolucionario no será estudiado en las clases de Ciencias Políticas, sino en las de Criminología. Se morirá con esa pena. Es muy triste. Carlos Alberto Montaner. Periodista y escritor. Su último libro es la novela La mujer del coronel.

Miguel Angel o Laura… ¿quién fue mejor?

Olvidémonos por un instante de litigios, jueces y fiscales. Miguel Angel Rodríguez y Laura Chinchilla se parecen en más de lo que muchos imaginarían. Y no es solo porque ambos subieron al puesto más alto al cual un costarricense puede aspirar. Hay, en el camino, recuerdos que me hacen verlos en líneas paralelas, pese a sus diferencias políticas y temporales. Primera coincidencia: Las dificultades de los periodistas para acercarnos a preguntarle o cuestionarle algo. Recuerdo aún la imagen de mi grabadora de cassette dando tumbos por el suelo en la entonces recién inaugurada planta de la Dos Pinos, cuando uno de sus guardas saltó como resorte a interponer su cuerpo, luego de que con un solo gesto de su brazo, el entonces Presidente no quiso aceptar preguntas… El Faraón, lo llamábamos de cariño entre colegas, por su serio semblante. Hoy, aunque no cubro más política, escucho repetidamente sobre el mutismo de la señora Presidente, en especial cuando se trata de ministros, amigos o allegados envueltos en cuestionamientos financieros o administrativos. Es comprensible, hablar de bonos y casas es fácil, pero de evasión de impuestos y fracasos legislativos no tanto. Segunda coincidencia. De principio a fin Miguel Angel gobernó con su idea de un Plan de Concertación Nacional, incluido en él temas financieros y tributarios. Con él llegó hasta el ocaso de su administración, despidiéndose convencido —con la nada despreciable idea— de la necesidad de una reforma al sistema presidencialista. Laura, mientras tanto, acaba de probar el amargo sabor del fracaso con su principal (no sé si único) proyecto de salvación para el país: el plan fiscal (eso me recuerda que ha habido por lo menos un proyecto tributario de “salvación” en cada gobierno de los últimos 20 años, y seguimos sumando). Tercera coincidencia, y he aquí la que motiva esta columna: el aumento en los precios de los combustibles. Cuando los conflictos mundiales de la época (que entonces sí los había y mucho más evidentes que ahora) llevaron el crudo al alza, desde la Presidencia Miguel Angel ordenó buscar un mecanismo para que el precio no golpeara a los costarricenses. No fueron medidas fantasma, como la restricción vehicular o la promesa de biocombustibles. No, fueron más que eso. Es cierto que hubo errores en el proceso, investigaciones y una que otra cabeza decapitada políticamente, pero al menos se buscó la manera de variar la fórmula que se aplica a los precios. Se vio un intento de perjudicar menos al transportista, al taxista, al autobusero, al conductor que usa su carro cada día para ir a trabajar. A diferencia, la actual administración ha aplicado lo que parece mejor conocer: el mutismo. Nadie ha salido a proponer alternativas, los impuestos representan la mitad del precio de los combustibles y los ajustes se siguen dando no sobre la base, sino sobre el acumulado, afectando aún más el precio final. Recope sigue usando el WTI como referencia, pese a que es de donde menos compra, y la Aresep… la Aresep se ha aislado dentro de su lujoso edificio, en otro país, el país de los ricos, allá por Escazú. Hoy, más de un millón de conductores pagan el precio más alto de la historia por un litro de gasolina. Miguel Angel, ahora expresidente, ha de ser uno de ellos. En esto Laura ya le ganó: su gobierno pasará a la historia como la administración donde la gasolina rompió récords, y llegó a ser la más cara. Luis Valverde lvalverde@larepublica.net

miércoles, 18 de abril de 2012

Se desangra Costa Rica

Tomado del Diario La República LaRepublica.net - Se desangra Costa Rica

No hay freno visible en gastos excesivos del Estado
Se desangra Costa Rica
 
Urge reforma para detener despilfarro

El Estado necesita una revisión urgente porque los gastos excesivos desangran a Costa Rica, que actualmente enfrenta un déficit anual promedio en las finanzas públicas de $2 mil millones.
Una reforma tal implica reducir erogaciones con miras a una mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos, todos pagados por los contribuyentes.
Los gastos millonarios son principalmente el crecimiento de la planilla de burócratas, pensiones de lujo, excesos de consultorías, despilfarro en las instituciones autónomas y los altos alquileres.
Hasta ahora no existe un plan claro y contundente para frenar el derroche de dinero estatal, por lo que la única propuesta que surge recurrentemente es pedir a los costarricenses más dinero a través de nuevos impuestos.
LA REPUBLICA ya ha publicado una serie de artículos acerca del costo excesivo del Estado.
Dada la urgencia de encontrar una solución a este problema, en este análisis hacemos una revisión de todos sus aspectos más importantes.
(La fuente de todos los gráficos es la Contraloría General de la República).


Oscar Rodríguez
orodriguez@larepublica.net

Las armas de fuego matan?

Las armas no matan. Matan la ignorancia y la desinformación.

lunes, 16 de abril de 2012

El niño y el arma

La verdad sobre la tenencia responsable de armas de fuego en la casa. No a la imagen perversa y demagoga que pinta la Fundación Arias y sus esbirros. Sí a la Vida, Sí a la familia, Sí a la Defensa. www.prodefensa.org

viernes, 13 de abril de 2012

Garrotazo con gasolinas

Vean que interesante de donde surge el altísimo precio que pagamos cada día.
Recordemos que el señor Herrero también manoseo la ARESEP.
Nota tomada de LaRepublica.net - Garrotazo con gasolinas
Precios de productos romperán récord este mes
Garrotazo con gasolinas

Alza en margen que recibe Recope por venta de combustibles e impuestos son las causas
Las gasolinas llegarán a su precio más alto en la historia del país, antes de que termine abril.


Esta vez el récord no tendrá relación directa con el costo internacional del crudo ni con la devaluación del colón, como se ha justificado en ocasiones anteriores.
Más bien el alto costo de esos productos proviene de factores que se presentan en el país.
En menos de dos semanas el litro de súper llegará a ¢746 y el de plus a ¢735, algo nunca pagado en Costa Rica.
Eso a pesar de que el precio del barril de gasolinas cuesta entre $7 y $9 más barato que en los tiempos de crisis.
El dólar tampoco es el culpable. Cuando el petróleo alcanzó su mayor precio en el mundo esa moneda se cotizaba en ¢523 y para la última fijación que entrará a regir en menos de dos semanas se ubicó en ¢510.
Es decir que los dos principales elementos que sirven de base para fijar el valor de los combustibles en el mercado costarricense están por debajo de los niveles de crisis.
Al tener claro que los vaivenes internacionales no son la causa principal del alza, LA REPUBLICA se dio a la tarea de analizar otras razones.
Lo nuevo que se encontró fue un reciente aumento en el margen que recibe Recope por la venta de combustibles.
Desde el mes anterior, a la entidad se le reconocieron ¢44 más por cada litro de hidrocarburo que comercializa.
Con ese incremento, por cada litro de combustible que eche un conductor a su carro la empresa estatal se dejará ¢95.
El ajuste se da porque Aresep reincorporó a las tarifas el monto que le había rebajado a Recope como castigo por haber cerrado 2010 con un millonario excedente, confirmó la oficina de prensa de la Refinadora.
El impuesto es otro factor que tiene las gasolinas a las puertas de alcanzar su mayor costo desde que se tiene registro en el país.
Por cada litro de gasolina en su presentación súper que se vende, el usuario está obligado a pagar ¢216 de tributo.
En el caso de la plus, la carga impositiva es de ¢206 por litro, lo que representa casi el 30% del costo total.
En Costa Rica, los consumidores deben pagar más impuestos por los combustibles cada tres meses.
Para realizar el ajuste, la fórmula toma como parámetro el índice de precios al consumidor.
Tomando en cuenta que en el país nunca se ha reportado deflación por tres meses consecutivos, la tendencia siempre ha sido al alza.
A los dos factores que inciden en el precio de las gasolinas hay que sumarles, otra carga de ¢43 por litro que es la utilidad que perciben los dueños de las gasolineras.
Es decir que las gasolinas costarían la mitad si se les quitaran todas las cargas que se les aplican.
Por ejemplo, la súper se compraría en ¢392 por litro, en tanto que la plus no llegaría a ¢400.
El precio más alto registrado hasta ahora en el país es de ¢740 por súper y ¢726 por plus, que se dio en junio del año anterior.
Tanto la Aresep como Recope insisten en defender que el alto precio de los combustibles responde a factores internacionales.
Pero al cuestionarles por qué el costo de las gasolinas romperá récord internamente y en el mundo no, la respuesta de la Aresep varió.
“Tome en cuenta el impuesto único”, reconoció María Angélica Salazar, una de las asesoras de comunicación de la Aresep, en una segunda consulta.
Danny Canales
dcanales@larepublica.net




martes, 10 de abril de 2012