martes, 17 de septiembre de 2013

Obras en procura de la inclusión social

Escrito por Mauricio Alvarado Herrera Gerente de Operaciones   
Lunes 16 de Septiembre de 2013 00:00
No hay mecanismo más efectivo para la reducción de la delincuencia, la violencia y la desigualdad que la integración social; esa que busca los espacios para la interacción de todos como iguales, sin importar su raza, edad, cultura, credo y mucho menos sus ingresos económicos.Es en esta línea de acción que las obras generadas en diferentes barrios de nuestro país a través de lo que se ha denominado “Bono Comunal”, el cual es un mecanismo de financiamiento e intervención social incluido en el Programa de Erradicación de Precarios y Mejoramiento de Barrios, se erigen como como una opción válida y que ha demostrado ser eficiente y beneficiosa para quienes han sido favorecidos con esta.
El Bono Comunal permite, con un mecanismo novedoso pero probado, intervenir en barrios consolidados, utilizando recursos estatales destinados a generar obra pública. Esos recursos estatales son administrados por el Banco Hipotecario de la Vivienda y los proyectos son gestados, coordinados y administrados por las Entidades Autorizadas del Sistema Financiero Nacional para la Vivienda.
En los proyectos ejecutados a la fecha ha sido posible la generación de gran cantidad de obras, todas ellas de enorme impacto para el mejoramiento de la salud, la seguridad comunitaria, el sano esparcimiento, el embellecimiento del espacio público y la integración social. Dentro de esas obras destacan calles, aceras, parques, sistemas de tratamiento de aguas servidas, sistemas de canalización pluvial, acueductos, áreas deportivas y salones comunales, entre otros.
No solo obra tangible puede encontrase como producto del Bono Comunal, sino también aspectos intangibles pero tan o más importantes que la obra física, ya que dadas las características particulares de estos proyectos, se genera fortalecimiento de las organizaciones comunales, una mejor integración de los distintos actores sociales, incluyendo las instituciones públicas locales y, al final de cuentas, un mejor y más robusto tejido social, lo que en el mediano y largo plazo debería posibilitar espacios más seguros de convivencia, que sirvan como catalizadores del desarrollo comunitario.
Una tarea pendiente para el Estado es hacer que el Bono Comunal sea una herramienta que cuente con financiamiento permanente y creciente, tal y como sucede con el Bono Familiar de Vivienda.
El Bono Comunal es real, necesario y puede cambiarnos la vida. El escolar de La Angosta en Alajuela, que ya no tiene que caminar 600 metros en el barro porque la buseta ya lo puede dejar en la puerta de su casa; la madre de Mandarinas en Los Guido, que ya no sufre el riesgo de que su hijo caiga al cauce del río mientras juega; la familia de Lomas de Cocorí, orgullosa porque su barrio tiene la mejor infraestructura comunal de Pérez Zeledón y el padre de familia que sale a trabajar tranquilo porque sabe que no importa cuánto llueva, su casa en Llanos de Santa Lucía de Paraíso no se inundará, son algunos de los miles de ejemplos y los mejores testimonios de lo logrado.

Author of this article: Mauricio Alvarado Herrera Gerente de Operaciones