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La inseguridad se ha convertido en un costo significativo y creciente para las empresas y familias costarricenses. En años recientes, un tercio de todos los hogares (según Latinobarómetro) y un 42% de las compañías comerciales dicen haber sido víctimas de incidentes delictivos.
Para las familias, la criminalidad implica invertir y operar sistemas de seguridad en las casas, que requieren de dinero, atención y seguimiento. Los ciudadanos se sienten limitados en su movilidad, por temor a ser asaltados en la calle, a dejar un vehículo sin resguardo o a dejar su casa sola. Tal vez el mayor costo sea la pérdida de tranquilidad, que afecta la calidad de vida de todos.
Para las empresas, la inseguridad implica costos directos e indirectos. Los costos más directos son proteger sus instalaciones, vehículos, operaciones y clientes por medio de guardas, cámaras y su monitoreo, mallas –en algunos casos con alambre de navaja o electrificado–,trackers vehiculares, tapias, portones y parqueos seguros. Las compañías se ven afectadas también en sus horarios de trabajo, imagen, confianza de sus clientes, relaciones con la comunidad y hasta en la estética de sus fachadas. Deben proteger incluso la entrada y salida de sus empleados, todo lo cual disminuye la productividad y rentabilidad.
Estos costos se dan en firmas comerciales, industriales y de servicios; en instalaciones académicas y de investigación; en zonas residenciales o comerciales. Nadie parece estar exento del creciente costo de la inseguridad.
Como si fuera poco, la inseguridad ha pasado de afectar la propiedad a amenazar, con mayor intensidad, la integridad física de las personas. La violencia, el crimen organizado, el narcotráfico y el sicariato, que otrora se veían como problemas lejanos, hoy son temas recurrentes.
El problema se magnifica cuando afecta de manera directa la dinámica del desarrollo, es decir, cuando la inseguridad empieza a afectar el volumen y calidad del turismo, la atracción de inversión extranjera y la productividad de las empresas locales.
Aunque Costa Rica es mucho más segura que otros países de la región, la percepción internacional del país está cambiando al ser incluido en “listas negras” de naciones de producción y tránsito de drogas y –en años anteriores– en listas de naciones de alto riesgo para los turistas.
La inseguridad es un tema que ya no puede esperar un abordaje eficaz por el conjunto de la sociedad. El tema debe ser enfrentado con nuevas ideas y programas, en conjunto por el Estado, el Gobierno, el sector productivo, la sociedad civil organizada y las comunidades, pues afecta a todos y requiere de acción coordinada y una fuerte alianza público-privada para aspirar a una solución estructural.
La revitalización de un contrato social caracterizado por el respeto, la paz y la seguridad requerirá de acciones constantes y de largo plazo, pues los temas son complejos. Y es que lo hecho hasta ahora no rinde los resultados esperados. Si hay sectores y zonas en que la criminalidad ha disminuido es por que se incurre en nuevos y mayores costos y se hacen más inversiones, no porque haya menor riesgo en la práctica.
Tratar el tema de la seguridad implica trabajar en la educación de la población, el fortalecimiento del contrato social, el abordaje eficaz de los problemas de la juventud y la mejora continua de los sistemas del Estado involucrados en el tema: una policía bien entrenada, permanente y respetada por su autoridad y servicio; un sistema judicial productivo y eficaz en su gestión; un sistema carcelario moderno, seguro y eficiente en el uso de los recursos; un sistema de control de fronteras fuerte y moderno, y políticas de combate al narcotráfico que reten las prácticas comunes con esquemas centrados en la despenalización del consumo y la atención de los adictos por el sistema de salud.
Fracasar implica aceptar un ambiente nacional de menor productividad, inversión y calidad de vida. Un escenario claramente inaceptable.
Desde hace cuatro años Costa Rica cuenta con un instrumento creado para mejorar la condición de vida de las personas que habitan en zonas marginales y/o declaradas como prioritarias. El Bono Colectivo.
Este es el primer instrumento del Sistema Financiero Nacional para la Vivienda que va más allá de la vivienda y parte de un concepto de asentamiento humano.
Al ser un subsidio para una comunidad completa, no requiere ser individualizado, por lo tanto las propiedades beneficiadas no quedan con limitaciones.
Dentro de las obras que pueden ser financiadas con estos recursos, se tiene: espacios públicos: parques, áreas verdes, juegos infantiles y áreas comunales; equipamiento social, facilidades en Centros Educativos; vialidad vehicular y peatonal, red sanitaria, plantas de tratamiento, red potable y red pluvial.
Por sus características especiales este subsidio puede ser utilizado en asentamientos humanos con deficiencias en su infraestructura urbanística, así como en vías y espacios públicos.
Es posiblemente el instrumento más efectivo e integrador de esfuerzos, en procura de mejorar en el mediano y largo plazo la calidad de vida de las personas, ya que el impacto es holístico, favoreciendo de manera general aspectos fundamentales, tales como la salud, la seguridad, el sentimiento de pertenencia a las comunidades y de apropiación de los espacios públicos.
Es muy importante y sumamente gratificante señalar que, luego de estos años de trabajo y varios proyectos concluidos de manera exitosa, el Bono Colectivo es además:
· Catalizador de mejoras integrales en la infraestructura comunitaria, ya que potenciado por las obras financiadas directamente por este instrumento, se ha hecho evidente que las casas y comercios locales han mejorado paulatinamente su condición y apariencia.
· Dinamizador de la asociación comunal, dado que con el pretexto de las mejoras en infraestructura, se permite crear, organizar, fortalecer y entroncar las organizaciones vecinales, las cuales potencian el desarrollo comunal.
· Integrador de esfuerzos, ya que cobijados por el proyecto de Bono Colectivo, se han conocido y agrupado las distintas ONG´s e instituciones estatales que mejoran la calidad de vida de las personas, maximizando y haciendo más eficiente el uso de los recursos destinados para tales fines.
Estas experiencias con el Bono Colectivo han permitido desmitificar muchas creencias sobre la gente de escasos recursos, demostrando que la inmensa mayoría de ellas son personas honestas, trabajadoras, con alta motivación para trabajar en equipo e impulsar el desarrollo comunal; y con una altísima disposición a aprender, innovar y adaptarse.
1. ¿Cuántas personas civiles hay con permisos de portación al día en CR?
2. ¿Cuántos homicidios se cometieron en CR, digamos en los últimos 5 años?
3. ¿Cuántos homicidios fueron entre delincuentes comunes u organizados?
4. ¿Cuántos homicidios fueron hechos con arma de fuego?
5. ¿En cuántos homicidios se decomisó el arma de fuego?
6. ¿Cuántas de esas armas de fuego decomisadas estaban debidamente matriculadas?
7. ¿Cuál fue la calificación del homicidio?
8. ¿Cantidad de delitos que fueron cometidos utilizando armas de fuego?
9. ¿Cuántas de esas armas que participaron en delitos estaban debidamente matriculadas ante el MSP?
10. ¿Cuál era el calibre de esas armas?
11. ¿Cuántos de esos delitos fueron cometidos por una persona con permiso de portación al día?
12. ¿Cuántas armas debidamente inscritas, adicionales a la usada en el delito, tenía la persona que cometió el delito?
13. ¿Porcentaje de esos delitos fueron cometidos por personas con antecedentes penales previos?
14. ¿Porcentaje de crímenes con armas cuyas víctimas tienen alguna relación con temas de drogas
15. ¿Porcentaje de víctimas por armas de fuego que poseían y portaban arma propia y debidamente matriculada?
16. ¿Cuántas condenas existen por infracciones a la Ley de Armas y que porcentaje representan de los delitos cometidos con armas de fuego,?
17. ¿Qué porcentaje de infractores a la Ley de Armas, tenían más de un arma registrada a su nombre en el MSP?
18. ¿Cuántos hechos hubo de legítima defensa?
19. ¿Cuantas armas se han perdido, desaparecido o robado del Arsenal Nacional o de los distintos cuerpos policiales? ¿Cuantas han sido recuperadas?
20. ¿Cómo llegó una ametralladora Maxim con el sello del Gobierno de Costa Rica a ser vendida a un reality show sobre armas en USA?
Ayer, sábado 22 de octubre de 2011, se cumplieron los doscientos años del nacimiento de Franz Liszt. ¿Quién era este señor? En primer lugar, uno de los compositores señeros de que guardamos memoria. En segundo lugar, el más grande pianista de todos los tiempos, creador del moderno concepto del virtuoso, del héroe cultural, del ídolo de las multitudes. En tercer lugar, un director de orquesta extraordinario que, durante los años en que fungió como maestro de capilla de la Corte de Weimar, hizo de esta la mejor orquesta del mundo.
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En cuarto lugar, Liszt fue un organista de enorme fuste,primus inter pares de Cesar Franck y Anton Bruckner. En quinto lugar, el más hábil transcriptor de la historia de la música (transcribió para piano las nueve sinfonías de Beethoven, la Fantástica de Berlioz, preludios y fugas de Bach, óperas completas de Verdi, Wagner, Gounod, Meyerbeer: concentrar, en una partitura apta para diez dedos, una música compuesta para orquestas, solistas y coros de centenares de integrantes).
En sexto lugar, Liszt fue un arreglista excelso, quien transcribió y ornamentó canciones de Schubert y Schumann, integrando la parte del canto al discurso pianístico. En sétimo lugar, un ciudadano del mundo, un cruzado de la música, un paladín de la obra de sus colegas, vivos y muertos.
En octavo lugar, fue un intelectual de gran vuelo, cuyas lecturas incluían a los grandes clásicos: el modelo del humanista decimonónico. En noveno lugar, un místico, un hombre de hondas inquietudes religiosas, que tomó las órdenes menores y se convirtió en el “abate Liszt” (“franciscano y gitano” se llamaba a sí mismo).
En décimo lugar, Liszt fue uno de los hombres más nobles y magnánimos que han alentado sobre la faz del planeta. En suma, el “músico completo”. Franz Liszt se posó sobre su siglo como un águila sobre el peñasco.
Inventó la modernidad. La conmemoración del bicentenario de su nacimiento es un pretexto. Si divulgamos la música de Liszt es porque el siglo XXI lo necesita desesperadamente. Dejemos de lado su peso inmenso en la historia de la música: ya sabemos que prefiguró la música de Debussy y Ravel, y que fue aun más lejos, anticipándose al lenguaje atonal de Schönberg (pensemos en su Bagatela sin tonalidad).
La primera serie dodecafónica avant la lettre de la historia de la música la encontramos en el leitmotiv del protagonista de su Sinfonía Fausto, sesenta años antes de que Schönberg planteara las bases del dodecafonismo.
Liszt creó la forma conocida como “poema sinfónico”: sin él, las grandes obras análogas de Strauss serían inconcebibles. Fue un maestro en la técnica de la transformación temática. Cultivó y desarrolló la forma cíclica como nadie lo había hecho, tendiendo un nexo directo entre Berlioz y Franck.
En su Sonata en si menor se las arregló para crear una obra en un solo movimiento' que en realidad contiene, a nivel de sus secciones internas, los cuatro movimientos de una sonata clásica. Liszt unificó la forma concierto, haciendo de él una obra continua en la que los movimientos se imbrican los unos en los otros y comparten su material temático.
Wagner sería impensable sin él. El cromatismo de Tristán e Isolda está ya anunciado en muchas páginas lisztianas. Transformó el piano en un instrumento-orquesta, inventando colores y texturas nuevos, creando la moderna escuela de interpretación pianística, reinventando prácticamente el instrumento, dotándolo de la paleta sonora de una verdadera orquesta sinfónica. Creó la noción del piano percusivo de Bartók y Prokofiev'. Eso y mil cosas más.
Sin embargo, eso está bien para los músicos. El hombre del siglo XXI necesita a Liszt por su deontología de artista; por su ética; por su generosidad; por su idealismo; por su engagement apasionadísimo en cuanta causa se enrolaba; por su aspiración a la trascendencia bajo la forma mística y estética; por haber hecho, de su arte, una religión; por su naturaleza totalmente depurada de mezquindades (era capaz de divulgar con entusiasmo la obra de colegas que –él lo sabía– lo detestaban y difamaban); por su ejemplo como colega y artista; por su búsqueda y celebración de la belleza por doquier la encontraba; porque apoyó a todos los jóvenes compositores que a él se aproximaron en busca de consejo; porque, siendo el más grande pianista que haya existido, jamás cobró un céntimo por sus lecciones, que asumía como un apostolado; porque fue –es difícil disputarle este título– el artista más noble y magnánimo de su era.
Después de ser dueño de toda Europa, murió en la austeridad, con sus sotanas, sus libros (la Biblia, Fausto,La divina comedia, El paraíso perdido, las Meditaciones poéticas de Lamartine, las reflexiones del escritor católico Lammenais), y un piano desafinado al que le faltaba el do central (!), viajando por toda Europa para auspiciar, con su presencia, los encuentros musicales que jalonaban su siglo.
Necesitamos a Liszt, hombres que se dan por entero a su misión sobre la tierra, y que nos permiten –por momentos siquiera– reconciliarnos con esa terrible especie que es la raza humana.
Hechicero y pianista luciferino. Es así como Schumann –quien era un crítico de extraordinaria lucidez, además de un gran compositor– describe las ejecuciones de Liszt: “El Demonio comenzaba a agitarse en él' Primero tocaba como tanteando, como probando a su público, hasta que algo más profundo emergía de él y cautivaba irremediablemente a su audiencia, haciendo con cada miembro del público lo que le daba la gana. Con la excepción de Paganini, ningún artista ha tenido nunca tal poder para subyugar a su audiencia' Los hacía flotar, los levantaba, los sostenía, los dejaba caer' En cuestión de segundos Liszt pasaba de la ternura a la audacia, de lo más exquisito a lo más salvaje. El instrumento resplandecía bajo sus manos. No hay duda de que el arte de Liszt debe ser visto: no basta con ser oído. Mucho de su magnetismo y de su poesía se perderían si tocase detrás de un biombo”.
Esa última observación es muy significativa: el poder de Liszt sobre su audiencia, la hipnosis en que la sumergía tenía mucho de visual y procedía de la presencia física del virtuoso-prestidigitador, un concepto muy moderno del artista.
Mucha de esta prestidigitación la encontramos en sus dos conciertos para piano, pero también una poesía y una sustancia musical que ha sido con frecuencia ignorada por pianistas deseosos de desplegar únicamente sus destrezas técnicas.
Los dos conciertos son obras maestras de primera magnitud, pero el público ha desfavorecido el segundo –más abstracto, más demandante intelectualmente– por la razón que apuntaba Jean Cocteau: “Al buen burgués abonado a las temporadas sinfónicas le interesa más reconocer que conocer”; o sea, volver a oír lo que ya ha oído mil veces, en lugar de aventurarse a conocer algo nuevo.
Vanitas vanitatem'Para sus conciertos, Liszt solía pedir dos pianos, con los teclados apuntando en direcciones opuestas. Después del intermedio, se pasaba de un instrumento al otro. Preguntado alguna vez sobre la significación de este gesto, respondió: “Es que no quiero privar al mundo de ninguno de mis dos magníficos perfiles”.
No cobraba por sus lecciones de piano, pero requería, eso sí, que al terminar la clase, el alumno le besara la mano. Francamente, ante un ser humano de esa magnitud, ¿quién no lo haría?
Aun siendo abate, escogía coquetamente el color de las hebillas de sus zapatos, de manera que este armonizara con su espléndida melena gris. Al final de su vida, su asistente le cortaba, mientras dormía, trocitos de pelo para ir a venderlos entre las multitudes a precio de oro.
En sus recitales tocaba una primera parte integrada por obras de sus más distinguidos colegas, y en la segunda se dedicaba a improvisar: complacía los caprichos de la audiencia: lo que le pidiera (arias operáticas de moda) él se lo concedía.
Entonces “rapsodizaba” (fue uno de los grandes improvisadores de la historia de la música: destreza que se ha perdido y que hoy los conservatorios no cultivan) sus famosas “paráfrasis”; esto es, variaciones de virtuosismo sobre los temas que le eran solicitados. ¿Quién puede hacer eso hoy en día?
Con frecuencia provocaba desmayos entre su audiencia femenina (es un hecho perfectamente documentado). De él dimanaba una carga de sexualidad irresistible: era un hombre de una apostura física sin par.
Al registrarse en los hoteles, durante sus prolongadas giras de conciertos, respondía así las preguntas del hostelero: “Profesión: Músico-filósofo. De dónde viene: De las dudas. Hacia dónde se dirige: Hacia la Verdad”. ¿No es así cómo deberíamos registrarnos todos en cualquier lugar al que lleguemos?
Después de haber raptado a la condesa Marie D’Agoult para llevársela a vivir en las idílicas márgenes de los lagos de Suiza (donde compuso sus Años de peregrinaje), después de un tormentoso affaire con la fogosa bailarina Lola Montes, después de varias aventuras más o menos notorias (en cuenta una poco conocida liaisoncon la escritora George Sand), un amigo le dijo: “Mi querido Franz: esto va a arruinar tu biografía”, a lo cual respondió: “Yo no tendré biografía: eso es para Bach, Mozart, Beethoven”. Ahí se equivocó de plano.
Una vez en que le preguntaron por qué consagraba tanto tiempo a la obra de sus colegas y no trabajaba más en su legado, se limitó a decir: “No importa: yo sé esperar”. Esperó su turno, sí, y la historia se lo concedió. Hoy en día, la música de Liszt es redescubierta por el mundo entero, proliferan las grabaciones de su obra integral, y solo en Francia se han organizado este año doce ciclos de su opera omnia pianística, en maratónicas de recitales ofrecidos por los más grandes solistas de la actualidad.
¡Salud, Maestro! ¡Cómo nos hacen falta hombres como usted, en este cínico, mezquino, materialista, demencial mundo que hemos construido, y que ahora estamos condenados a habitar!
JACQUES SAGOT jacqsagot@gmail.comTales of the Gun - Guns of the Russian Military
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