No hay freno visible en gastos excesivos del Estado
Se desangra Costa Rica
Urge reforma para detener despilfarro
El Estado necesita una revisión urgente porque los gastos excesivos desangran a Costa Rica, que actualmente enfrenta un déficit anual promedio en las finanzas públicas de $2 mil millones.
Una reforma tal implica reducir erogaciones con miras a una mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos, todos pagados por los contribuyentes.
Los gastos millonarios son principalmente el crecimiento de la planilla de burócratas, pensiones de lujo, excesos de consultorías, despilfarro en las instituciones autónomas y los altos alquileres.
Hasta ahora no existe un plan claro y contundente para frenar el derroche de dinero estatal, por lo que la única propuesta que surge recurrentemente es pedir a los costarricenses más dinero a través de nuevos impuestos.
LA REPUBLICA ya ha publicado una serie de artículos acerca del costo excesivo del Estado.
Dada la urgencia de encontrar una solución a este problema, en este análisis hacemos una revisión de todos sus aspectos más importantes.
(La fuente de todos los gráficos es la Contraloría General de la República).
Oscar Rodríguezorodriguez@larepublica.net
Todo el despilfarro, es culpa de los que "gobiernan", no les interesa ajustarse, por beneficio propio.
ResponderEliminarEn las planillas, sabemos que hay muchas personas ociosas, que no hacen nada a casi nada, pero ellos tampoco reclaman.
En las pensiones no les importa legislar para aumentarse ellos mismos, pero a los viejitos que les llegan menos de 50 mil colones al mes ... que "se los coma un chancho".
Despilfarro?? Cómo nos dicen de crisis y en estas últimas dos semanas, he visto y tomado fotos de carros nuevos en el MOPT, CONAVI, y otras instituciones, y carros de 15 millones hasta 30 millones.
Los alquileres y consultorías, siempre han sido para beneficiarse entre ellos mismos, ya lo tienen todo controlado para ganarse todo el paquete, los descubren pero siguen, porque saben que legalmente, tienen todo controlado, de ahí no pasamos.
Hasta que los enfrentemos, como señalarlos cuando lleguen a un restaurante, a un centro comercial, en la calle, creo que la gente todavía les tiene miedo. Hay que enseñar a la gente a reclamar como se debe y confrontarlos.
Completamente de acuerdo y en todo, con usted.
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