lunes, 7 de diciembre de 2009

Cero en política criminal

Otro artículo que incluyo de una persona que no conozco, pero con el que comparto plenamente su posición.

Cero en política criminal.
La discusión acerca de la tenencia de armas de fuego en manos de particulares data desde que estas se inventaron.

Allá por el año de 1764 relataba Césare Beccaria, marqués de Bonesana en su tratado que revolucionó el derecho penal, Dei Delitti e delle Pene : Un Ensayo sobre los Crímenes y el Castigo , que al visitar una cárcel de la época, probablemente en su nativa Milán, se encontró con una gran piedra – arma al fin– encadenada.

Al preguntar por tan insólito hallazgo, le informó el alcalde acerca de que esta había sido condenada a prisión perpetua por haberse desprendido de un risco y cometido el crimen de aplastar a un transeúnte.

Falsa solución. Por eso no deja de sorprenderme que casi doscientos cincuenta años después aún no esté muy claro que son los seres humanos quienes delinquen y no los objetos inanimados y que si se prohíben estos, las personas dejan de delinquir. O para ponerlo en las palabras del célebre matemático, economista y filósofo de la Ilustración: “Las leyes que prohíben la portación de armas desarman solamente a aquellos que no están ni determinados ni predispuestos a cometer crímenes”.

Y es que el problema de la criminalidad no se resuelve con algo tan sencillo como “prohibir la compra y portación de armas”. Los datos recogidos alrededor del mundo demuestran que cuanto mayor es la libertad para poseer armas, menor es el índice de delincuencia. Para utilizar los mismos ejemplos del ilustre abogado penalista autor del artículo del 25 de noviembre pasado ( La Nación, Página Quince) , si bien es cierto que Inglaterra prohibió del todo las armas en 1997 y se las confiscó a todos quienes las tenían registradas (por supuesto que no se las quitó a quienes las tenían ilegalmente), para el año 2000, el país ostentaba el dudoso honor de contar con el mas alto índice de criminalidad del mundo industrializado, el doble al de los Estados Unidos.

En el año 2002, el servicio de inteligencia británico se lamentaba de que “A pesar de que Inglaterra tiene una de las más estrictas leyes regulando las armas de fuego, resulta evidente que quienquiera obtener una ilegalmente, la podrá conseguir con poca dificultad”.

A partir de la indicada prohibición, en Gran Bretaña los robos aumentaron en un 45% y los asesinatos en un 54%. Cuando en Australia se introdujo una restricción similar en 1996, los robos con armas aumentaron en un 51% y los demás crímenes violentos se incrementaron en proporción similar, precisamente ante la certeza de los delincuentes de que estaban atacando ciudadanos indefensos.

Por el contrario, en los Estados Unidos, que garantiza a sus ciudadanos honestos el derecho a tener armas de fuego, las cifras de homicidios andan en menos de 7 por cada 100.000 habitantes y los asaltos, robos y violaciones se mantienen muy por debajo del promedio inglés.

Países como Suiza, Noruega, Israel, Dinamarca, Grecia, Alemania y Austria, tienen bajos índices de criminalidad y un alto porcentaje de la población civil armada, lo cual contrasta con la altísima criminalidad de países como Rusia, México, Venezuela y Brasil, donde las armas son prohibidas para la ciudadanía, habiéndose incluso la delincuencia en este último atrevido a asaltar varios cuarteles policiales en Sao Paolo.

Pero volviendo a la exégesis del artículo glosado, habrá de explicarles su autor a los lectores por qué razón se va a disminuir la posesión de armas prohibidas por parte de los delincuentes –quienes, según él mismo lo reconoce, pueden adquirirlas fácilmente “tanto en la frontera norte como en la frontera sur”– porque se les prohíba a los ciudadanos honestos tener armas permitidas para su defensa o con fines deportivos y de cacería.

Consecuencias. Con una prohibición como la sugerida, lo único que se lograría serían cuatro cosas: 1.- Convertir a miles y miles de costarricense honestos que tienen armas de fuego en delincuentes de la noche a la mañana; 2.- Fomentar la existencia de un mercado negro o ilegal de armas y municiones, sin ningún tipo de control; 3.- Violar el artículo 21 Constitucional que garantiza el derecho a la vida, al impedir la legítima defensa, y 4.- Facilitarles el trabajo a los criminales al encargarse el Estado de desarmar a sus víctimas.

La “medida” propuesta por el articulista en el sentido de que el “camino inmediato es la prohibición absoluta de la adquisición, portación y tenencia de cualquier arma de fuego por particulares, personas físicas o jurídicas” y que “La reducción de las armas disponibles sin duda implicaría una disminución de los índices de los delitos más graves”, me recuerda la apodíctica frase de Groucho Marx que decía: “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.


Ricardo Guardia
Abogado, redactor de la primera Ley de Armas.

1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo. Los criminales de todo tipo tienen acceso al mercado negro de armas.

    Los ciudadanos honestos obviamente no, asi que para protegernos, en una prohibicion total tenemos dos caminos: convertirnos en victimas indefensas o volvernos criminales tambien.

    El asunto no es la portacion de armas en ciudadanos debidamente instruidos y portacion legal, el problema es el mercado negro y la delincuencia.

    Para sacar un permiso y inscripcion, usted debe haber pasado el curso, comprar el arma -que no son baratas- y ademas pagar el examen.

    Si el estado no puede garantizar la seguridad de todos en todo momento tampoco puede negarnos el derecho a la defensa propia.

    Yo si apoyaria en ese sentido que se mejore la oportunidad y sensatez de las pruebas psicologicas y de habilidad con armas.

    Todos sabemos que no es facil obtener una licencia de conducir y apesar de los controles y de la estricta ley siempre hay irresponsables, en la portacion legal de armas hay de esto y debemos reconocerlo, pero de ahi a que haya prohibicion total hay un derecho inalienable de por medio, el cual es el derecho a la defensa propia.

    ResponderEliminar