martes, 13 de julio de 2010

La culpa no es de la Tanfoglio.

La culpa no es de la Tanfoglio.
¿Cuál es la verdadera razón para pretender desarmar a los ciudadanos honestos?
Todos, absolutamente todos lamentamos los hechos ocasionados por la negligencia, el descuido y la irresponsabilidad con la tenencia, uso y portación de armas de fuego. El dolor causado a las familias de las víctimas trasciende sus corazones y desangra a nuestra sociedad.
Hoy Costa Rica tiene nuevos y más complejos retos en materia de seguridad, por eso pretender reducir los crímenes y los índices de homicidios limitando, obstruyendo o disminuyendo la posesión y portación de armas de fuego a los ciudadanos honestos, que cumplen con todos los requisitos establecidos por ley y se someten a los abusivos plazos de trámite en las diferentes dependencias del Ministerio de Seguridad Pública, se me antoja como la más simplista y absurda solución planteada. Además, está muy lejos del nivel del reto que representa el nuevo contexto nacional e internacional. Nuestros expertos en seguridad de sobra conocen la realidad, pero no está de más refrescarse respecto a las estadísticas en estos temas y consultar el sitio http://www.gunfacts.info , en donde entre otras cosas resulta evidente que es imposible establecer una correlación entre leyes más restrictivas para la tenencia de armas y una reducción efectiva en crímenes cometidos con el uso de ellas.
Para ejemplo de lo anterior, solo un botón. México tiene desde hace algún tiempo una de las leyes más restrictivas para la posesión de armas de fuego por parte de sus ciudadanos y, sin embargo, todos conocemos los hechos que a diario se cometen en su territorio, cobrando miles de muertes violentas todos los años. Estos hechos por supuesto que no son cometidos con revólveres calibre .38 y pistolas 380, como lo limita su ley para la población civil. Revisando el texto sustitutivo propuesto para la Ley de Armas en C.R., se podría concluir que es una mala copia de la ley mexicana. Dios quiera que la réplica en la ley no implique una réplica en el resultado. Este tipo de medidas con certeza si logran una cosa: fomentar el mercado negro de armas. ¿O es que se pretende que una vez entrada en vigencia la nueva ley, los delincuentes hagan 6 horas de fila bajo el sol, frente al Arsenal Nacional, para entregar sus armas ilegales? Resulta también contradictorio que mientras se valora la posibilidad de que el Estado entregue racionadamente algunas drogas a la población adicta y con esto se pretenda disminuir el poderío de los carteles del narco, ya que las leyes restrictivas y la lucha armada no lo está logrando; por otro lado se pretenda hacer más restrictivo el acceso a las armas de fuego para la población civil. Entonces parece que el juego se llama: “Ya no le venda más droga a mi gente, ahora véndale armas ilegales”.
La cantidad y calibre de las armas a las que tiene acceso la población honesta y responsable no hacen diferencia en los delitos, la diferencia la hacen los delincuentes y a estos es a los que hay que sacar de la sociedad. Si revisamos la prensa con detenimiento vemos que la inmensa mayoría de los hechos de sangre que tanto lamentamos son realizados con armas que desde ya, con la ley actual, son ilegales (fusiles automáticos Ak-47, FAL , UZI, etc.) o con armas que continuarían siendo legales con la nueva ley (calibres .22, .25 y .38). Conclusión, el frío no está en las cobijas.
Enfoquémonos en lo que realmente puede hacer la diferencia, en lo que puede cambiar nuestra realidad. Asegurémonos que los jueces apliquen estrictamente la ley y que no sea resorte de su criterio si castigan o no a quien sea sorprendido con armas ilegales o sin permiso para portarlas, regulemos más estrictamente el examen psicológico, hagamos más estricto el examen teórico práctico, castiguemos sin miramientos a quien incumpla la ley, endurezcamos las penas, protejamos a la población. El Ministro de Seguridad ha reconocido que algunos policías disparan 75 tiros de práctica por año. Si pensamos que un funcionario de estos le logra entregar 20 años de servicio continuo a la fuerza pública, habrá disparado 1500 veces en su vida. Esa cantidad de tiros, hay algunas personas en Costa Rica que con facilidad, de manera responsable, segura y profesional la realizan en un solo mes o menos. Esa es gente que se preocupa por hacer un uso seguro y efectivo de las armas de fuego y que cumple con toda la normativa. ¿Pretende el Estado que ellos se desarmen para que su seguridad dependa solo de los policías antes citados?
Hablemos con datos, no seamos vagos en el análisis. ¿Cuántos delitos y crímenes se cometen en Costa Rica con armas de fuego debidamente registradas y por la persona que tiene la portación inscrita a su nombre? La cultura de una persona, sus valores, su estatura moral y su responsabilidad no están determinados por el chunche que tiene. Yo soy el mismo si porto un revolver .22 corto, una pistola .45 ACP, si tengo una escopeta calibre 12 para defensa de la casa o si del todo no tengo armas de fuego. El arma no me hace diferente, pero un arma diferente si puede significar la vida de mi familia, la propia o la defensa efectiva de mis bienes.
Entonces quién o qué es el verdadero responsable de las tragedias. Serán los valores inculcados desde la familia, el tiempo efectivo entregado a los hijos, la atención al contexto y entorno en que se ha desarrollado la vida familiar, la supervisión de las actividades y actitudes de los niños, la indolencia y actitud evasiva de un padre irresponsable, los jueces complacientes con los delincuentes; ¿O será solo la pistola Tanfoglio calibre .25?

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