martes, 18 de octubre de 2011

Para que conste

Comparto este artículo de Don JAIME GUTIÉRREZ GÓNGORA, publicado el pasado sábado en el periódico La Nación. La línea de pensamiento del Doctor Gutiérrez y su verbo directo y sin ambigüedades, son altamente apreciados.

Es necesaria la creación inmediata de una fuerza militar de disuasión.

La invasión de Ortega a Calero fue un hecho premeditado que forma parte de un futuro acto de agresión de mayor envergadura. Los hechos pasados y presentes de nuestras relaciones con los dictadores de ese país permiten arriesgar esa predicción que es más que una corazonada. Está fundamentada en razones históricas y en escudriñar las motivaciones de las acciones de Ortega en los últimos meses.

Ortega no esconde sus intenciones. A principios de este mes, tanto él como el general Avilés anuncian que sus fuerzas armadas “están listas' para defender unidos la soberanía (sobre Calero)”. Con esa frase dejan establecido que el poder bélico de su ejército participa en acciones de violación de soberanías.

También ha quedado claro que lo que buscó con la agresión a Calero fue probar las aguas. Lo esencial era valorar la disposición de defenderse del pueblo costarricense. Se topó con un desarme mental, una aceptación apática y desmotivada del pueblo costarricense de luchar por el deber biológico de defender lo suyo. La indefensión de un pueblo es lo que más ha despertado el apetito de conquista de todos los maleantes de la historia. Y todavía de mayor significado, Ortega no dejó de notar que el Gobierno costarricense optó por rendirse al acudir a mitos: la OEA y la Corte Internacional de Justicia que son jueces sin policías.

Nuestra Presidenta, en diciembre del 2010, buscó respaldo en la OEA en Buenos Aires y no la encontró. Pidió una ayuda internacional que no existía. Pero no aprendió la lección y el mes pasado se dirigió a la Asamblea General de la ONU implorando la ayuda de ese organismo en la defensa de la integridad territorial de Costa Rica. La sala vacía ante la cual habló doña Laura era evidencia de la pérdida de respeto que existe por un país que busca que otros arriesguen sus vidas porque los costarricenses no estamos dispuestos a arriesgar las nuestras en defensa de nuestra soberanía.

Deseos expansionistas.

Hay también razones históricas que desempeñan un papel en la clara oportunidad para una invasión que se le presenta a Ortega. Tacho Somoza también había demostrado apetitos expansionistas. En su segundo mandato, publicó una estampilla de las fronteras de Honduras y Nicaragua con una zona que llamó territorio en litigio. El conflicto se terminó cuando Honduras le hizo saber privadamente que estaba dispuesta a ir a la guerra.

Entonces Somoza García volvió los ojos a Guanacaste. Después de todo, Guanacaste perteneció a Nicaragua. Empezó a comprar haciendas en Guanacaste, inclusive El Murciélago. También empezó a ayudar a algunas personas que tenían problemas económicos en Liberia. Algunas de ellas, lo recibían como a un héroe. Buscaba una quinta columna.

Pero la conquista, por este medio, se le hacía lenta. Entonces aprovechó el deseo de Calderón Guardia de derribar al Gobierno de Figueres, y con la ayuda de varios Gobiernos dictatoriales del área, entre ellos Pérez Jiménez, de Venezuela, le facilitó a Calderón la fortaleza de Coyotepe, donde acuarteló a 700 hombres.

El plan era perfecto. Tacho invadía Guanacaste y, al tomar Liberia, armaría a sus partidarios allí y establecería un Gobierno que sería reconocido inmediatamente por cuatro naciones: Trujillo en Dominicana, Tacho Somoza en Nicaragua, Tiburcio Carías en Honduras y Pérez Jiménez en Venezuela. Luego enviaría varias compañías de la Guardia Nacional nicaraguense y ¿quién las iba a sacar de ahí? Solo un conflicto crónico.

Ortega no invadirá Costa Rica solo, si Cuba y Venezuela no lo apoyan. Pero la época más peligrosa que vivirá Costa Rica será inmediatamente después de las elecciones próximas en Nicaragua. Si nuestro país quiere evitar una guerra debe actuar ya para disuadir otra invasión de mayor envergadura que la de Calero. Los hechos recientes demostraron que “la comunidad internacional” no disuade a Ortega.

Las circunstancias actuales obligan al Gobierno a anunciar públicamente la creación inmediata de una fuerza militar de disuasión para tratar de evitar una agresión si es que todavía es posible, y responder a la agresión efectivamente si es que ya una nueva agresión se hizo inevitable.

JAIME GUTIÉRREZ GÓNGORA MÉDICO drjgutierrez@racsa.co.cr

2 comentarios:

  1. Deberíamos de prestar oídos a la gente que nos recuerda nuestra historia, y la de la relación con nuestros vecinos... por qué nos costará tanto, el país no nació ayer, ni con el mandato del gobierno de turno!!!!

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