viernes, 24 de julio de 2009

Más alto, más fuerte, más rápido

Olimpia, más de 700 años antes de Cristo. Algunos de los pueblos que forman la maravillosa civilización griega, envían a sus mejores hombres a participar en una serie de eventos deportivos. Son los más fuertes, los más ágiles, los más rápidos. Representan lo mejor que cada pueblo tiene por ofrecer. Con estas justas nacen los Juegos Olímpicos.
De entre los competidores, solo los mejores salen triunfadores. Se les coloca la corona de olivos y se les premia con el reconocimiento y el respeto de la sociedad. La distinción más alta que se puede otorgar.
Hace poco más de un siglo, la idea es retomada por Pierre de Coubertin y con él y los ideales de: más alto, más fuerte y más rápido; da inicio la era moderna de las olimpiadas. Ahora, son los países los que envían a sus mejores exponentes a competir.
Hoy, con orgullo, puedo decir que nuestros atletas especiales, estos que se “comieron el mundo” en Shangai, China; son lo mejor que Costa Rica tiene por ofrecer.
Son grandes, ¡enormes! Vencieron la adversidad, el miedo y la incredulidad. Los sesenta atletas compitieron valientemente y salieron vencedores. En frente tenían a personas con discapacidad provenientes de países del “primer mundo” y, por lo tanto, con todos los recursos y condiciones a su favor.
De los nuestros nunca escuchamos una queja, un pretexto o una excusa. El viaje no fue largo, la comida estuvo bien, el hospedaje adecuado. A diferencia de lo que nos suele suceder cuando acudimos a competencias internacionales de cualquier deporte, en Shangai pudo más el honor de representar a Costa Rica. Ellos lograron lo que para nuestros deportistas de élite es solo un sueño.
A los atletas y sus familias, a los entrenadores y a las personas y empresas que creyeron en ellos desde el principio, mi reconocimiento y admiración. Mil felicidades por los logros obtenidos. Las mieles del éxito se disfrutan plenamente cuando el camino ha sido empedrado y los sacrificios han dejado sabor a hiel.
Pero sobretodo, muchísimas gracias por el enorme orgullo que nos han hecho sentir de ser costarricenses. Costa Rica entera les reconoce y respeta.
“Creer que se puede, querer que se pueda, quitarse los miedos, sacarlos afuera. Pintarse la cara color de esperanza, tentar al futuro con el corazón”
Tomo prestada esta estrofa de la canción de Diego Torres y les ofrezco su letra. La música, ya ustedes la pusieron en nuestros oídos.

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